domingo, 6 de septiembre de 2009

Tumbes y Piura desde la ventana del bus: un paisaje hablado

Al otro lado del vidrio un cauce seco, un caballo blanco pasta en medio de un llano, los platanales limitando terrenos, pequeñas lomas cuales estribaciones andinas atiborradas de pequeños arboles que casi dejan ver una tierra increíblemente verde, algunas parcelas quemadas por esa aun estúpida idea de campesinos que dicen eso ayudara a fertilizar la tierra. Al lado derecho de la carretera se ven pequeñas caletas de pescadores y el mar salpicado de botes multicolores contrastando con el azul del mar.
Son las 4pm y el sol se refleja en el mar haciéndolo parecer salpicado de espejos de agua , al fondo observo lo que parece ser una plataforma abandonada de extracción de petróleo y por un momento los platanales, cuales palmeras del Caribe me obstruyen la vista al mar. La arena blanca de las playas parecer reflejar también algunos rayos de un sol ya se despide.

Una gaviota da vueltas alrededor de un punto del mar sabe Dios observando qué flota sobre el agua, al otro lado de la carretera sigo viendo pequeñas lomas de tierra verde. A medida que dejo Tumbes los platanales dejan paso a algarrobos que crecen a pocos metros de la playa, el bus cruza la desembocadura de un río casi seco y una gran llano de arena blanca se observa cuando éste se une al mar. En todo el recorrido suaves olas golpean las playas mientras las casas de cañabrava empiezan a hacerse mas frecuentes a la vista; una balsa de troncos arrimada a la orilla llama mi atención. El panorama al lado del mar siempre es cambiante, pero al otro lado es casi homogeneo, para confirmalo ahora grandes piscinas aparecen al lado del mar deben ser salinas o algún tipo de criadero langostinos, sobre estas piscinas el fuerte viento hace que una gaviota solo flote en el aire sin avanzar, para completar el cuadro pelicanos flotan sobre el agua cuales cisnes en un lago. A pesar del cambiante panorama al lado del mar, yo me sigo quedando con el bosque seco, las lomas verdes del lado izquierdo de mi asiento y las llanuras desérticas de Piura, el sueño me va ganando y como embriagado de la vista caigo en un profundo sueño, me despierto ya de noche y solo la oscuridad acompañada de un par de luces que se acercan y aleja. Cuando llego a Lima caigo en la cuenta que el verdor de los lomas que tanto llamo mi atención fue por un vidrio semi polarizado, mi visión de ese lado ha sido mentira...