lunes, 23 de enero de 2012

La vida es como hacer pasteles

Si, es cierto, la vida es un continuo hacer pasteles, cada etapa de nuestra vida es un pastel al cual siempre deseamos colocarle la cereza para terminalo, luego ese pastel se disfruta y pasamos a preparar el siguiente y buscarle una nueva cereza con que coronar la torta... cada cereza sera la culminacion de un proyecto de vida, estudios, noviazgo, matrimonio

jueves, 25 de agosto de 2011

Creer en Dios?




Me crié en un hogar católico y cuando niño mi madre nos llevaba a la iglesia siempre antes de empezar las clases, no recuerdo cuando dejamos de hacerlo pero son cosas como esas las que te condicionan a creer que existe un ser supremo llamado Dios, terminas creyendo en Dios sin saber como, porque y dando por hecho su existencia... creo que a eso llaman FE, creer sin dudar o preguntar y es que la FE no es racional.


La Fe de un niño es pura y sin cuestionamientos, a medida que creces te vas haciendo las preguntas y esa Fe pierde varios puntos hasta que llegas al punto de equilibrio que sera el común en tu vida: recurrir a Dios cuando estas en problemas. Por otro lado mi Fe ha cíclicamente pasado por los estadios de agnosticismo, devoción, creencia y por el mas común de todos el de "simplemente no me importa".


Hoy, ya tres décadas después y luego de miles de preguntas y búsquedas no me puedo declarar agnóstico, ateo o creyente, tal vez puedo decir que le encontré cierto significado cuando rezo ( si, lo hago!! ) y que el "Padre Nuestro" no son solo para un mi grupo de palabras que repito inconscientemente, ahora las repito buscándole un significado y que difícil es hacerlo !!! y es que el camino de la FE no es fácil, requiere liberarse de tu racionabilidad: Fe y razón no me parecen compatibles.


Finalmente que decidí creer en Dios porque quizás no tengo alternativa y me gusta pensar que debe haber algo mas, a veces rezo en las noches y espero que alguien además de mi interior me escuche y pueda hacer algo en torno a lo que pienso o pido, pero sé lo del libre albedrío y aun existiendo Dios, me pregunto si hay algo que él podría hacer, después de todo... el nos hizo libres.

lunes, 15 de agosto de 2011

CARPE DIEM!!!









Alguien que permanece como un brillante ejemplo de la expresión del valor es John Keating, el transformador maestro a quien Robin Williams representó en Dead Poets society ( La Sociedad de los Poetas Muertos). En esta obra maestra del cine, Keating se hace cargo de un grupo de estudiantes nerviosos y espiritualmente impotentes, sometidos a régimen en un estricto internado, y los inspira para que hagan de sus vidas algo extraordinario.



Como Keating lo señala, estos jóvenes han perdido la visión de sus sueños y ambiciones. Están viviendo automáticamente fuera de los programas paternos y de sus expectativas. Están pensando ser doctores, abogados y banqueros porque sus padres les han dicho que eso deben ser. Pero estas personas de poca visión difícilmente han pensado en lo que los corazones de los muchachos los han llamado a ser.

Una de las primeras escenas de la película muestra al señor Keating llevándolos al vestíbulo del internado, donde hay una vitrina de trofeos que muestra las fotos de anteriores clases de graduados.


- Miren estas fotografías, muchachos – les dice-. Estos jóvenes que contemplan tenían en los ojos el mismo fuego que ustedes. Planearon tomar el mundo por sorpresa y hacer algo magnifico de sus vidas. Eso fue hace setenta años. Ahora todos ellos están deshojando margaritas. ¿Cuántos vivieron realmente sus sueños? ¿Hicieron lo que se habían propuesto?



Entonces el señor Keating se inclina ante el grupo de alumnos de preparatoria y les susurra al oído:



- Carpe Diem!! ¡Aprovechen la ocasión!




Al principio los estudiantes no saben que hacer con este extraño maestro. Pero pronto se dan cuenta de la importancia de sus palabras. Llegan respetar y venerar al profesor Keating, quien les ha dado una nueva visión, o les ha devuelto la que tenían.



Todo vamos por la vida con alguna clase de tarjeta de cumpleaños que nos gustaría dar, una expresión de alegría, creatividad o vitalidad que están escondidas bajo nuestra camisa.


Uno de los personajes de la película, Knox Overstreet, esta perdidamente enamorado de una preciosa chica. El único problema es que ella es la novia de un famoso deportista. Knox esta encaprichado hasta la medula de los huesos con esta adorable criatura, pero le falta la confianza para acercarse a ella. Entonces recuerda el consejo del profesor Keating. ¡Aprovecha la oportunidad! Knox se da cuenta de que no puede continuar tan solo soñando. Si la quiere, tiene que hacer algo al respecto. Y así lo hace. Atrevida y poéticamente le declara sus mas sensibles sentimientos. En el proceso ella lo rechaza, el novio de ella lo golpea y tiene que enfrentarse a una vergonzosa retirada. Pero Knox no quiere abandonar su sueño, asi que insiste en el deseo de su corazón. Finalmente ella siente la sinceridad de su cariño, y le abre su corazón. Aunque no es especialmente guapo ni popular, el poder de su sincera intención gana a la chica. El vivió una vida extraordinaria.



Tuve la oportunidad de practicar el aprovechamiento de la ocasión en mi mismo. Me encapriché en conquistar a una muchacha simpática que conocí en un atienda de mascotas. Ella era menor que yo, vivía de manera diferente, y no teníamos mucho de que hablar. Pero de alguna manera nada de eso parecía importar. Disfrutaba con ella, y sentía una gran emoción cuando estaba en su presencia. Parecía que ella también disfrutaba de mi compañía.


Cuando supe que se acercaba la fecha de su cumpleaños decidí pedirle que saliéramos. En el momento de llamarla, me senté y mire el teléfono por casi media hora. Luego marque su numero, y colgué antes de que timbrara. Me sentí como un adolescente, vacilando entre la emoción anticipada y el temor de un rechazo. Una voz del infierno me decía todo el tiempo que no le gustaba, y que tenia mucho miedo de pedirle que saliera conmigo. Me sentía demasiado entusiasmado de estar con ella, como para permitir que esos temores me detuvieran. Finalmente tuve el valor de hablarle. Ella agradeció y me dijo que ya tenia otros planes.


Me sentí derrotado. La misma voz que me dijo que no llamara, me aconsejo renunciar antes de sentirme mas avergonzado. Pero yo tenía la intención de ver porque sentía esa atracción. Había mas de mi que quería salir. Tenía sentimientos hacia ella y debía expresarlos.


Fui al centro comercial y compre una preciosa tarjeta de cumpleaños en la que escribí una nota poética. Estuve dando vueltas en la esquina del almacén de mascotas en el que ella trabajaba. Cuando me aproximaba a la puerta, la misma voz perturbadora me advirtió: “¿Qué pasaría si tu no le gustas? ¿Si te rechaza?”. Sintiéndome vulnerable escondí la tarjeta bajo mi camisa. Decidí que se la daría si me mostraba señales de afecto; si era demasiado fría conmigo la dejaría escondida. De esta manera no correría riego alguno, y evitaría el rechazo la turbación.


Conversamos un momento, y no vi ninguna señal de una u otra forma. Me sentí incomodo, y empecé mi retirada


Sin embargo, cuando llegaba a la puerta otra voz me hablo. Fue como un murmullo, no muy diferente de la voz del señor Keating.


- Recuerda Knox Overstreet...!Carpe Diem!

Heme aquí, enfrentado con mi aspiración de expresar en forma plena mi corazón, y mi resistencia de afrontar la inseguridad de la desnudez emocional. Me pregunte: ¿Cómo puedo ir por allí diciendo a los demás que vivan su visión, cuando yo no puedo vivirla mía propia? Además, ¿qué es lo peor que me podría suceder? Cualquier mujer estaría encantada de recibir una tarjeta poética de cumpleaños. Decidí aprovechar el momento. Cuando tome la decisión sentí una oleada de valor que me corría por las venas. En verdad había poder en la intención.



Me sentí mas satisfecho y en paz conmigo mismo que lo que había estado en mucho tiempo...debía aprender a abrir el corazón, y a dar amor sin pedir nada a cambio.


Saque la tarjeta de la camisa, regrese, me dirigí al mostrador, y se la di. Mientras lo hacia, sentía un increíble alivio y emoción...y temor. Pero lo hice.



Y, ¿sabes que sucedió? Ella sencillamente no se impresiono.


- Gracias –dijo, y coloco la tarjeta a un lado si abrirla primero arriba. Mi corazón dio un brinco. Me sentí desilusionado y rechazado. No tener respuesta me pareció peor que un rechazo directo.



- Le ofrecí un cortés adiós, y salí del almacén. Entonces sucedió algo sorprendente. Comencé a sentirme lleno de júbilo. Una corriente inmensa de satisfacción interna circuló dentro de mi, y subió en oleadas por todo mi ser. ¡Había expresado mis sentimientos, y eso era fantástico! Me había extendido más allá del temor, y había ido al salón de baile. Si, había sido un poco torpe, pero lo hice (Emmer Fox dijo: “Hazlo temblando si debes, ¡pero hazlo! “ ). Había expresado mis sentimientos sin garantía de los resultados. No di para recibir algo a cambio. Le abrí mis sentimientos sin depender de una respuesta.

La dinámica que se requiere para hacer funcionar cualquier relación es: Poner tu amor en ella.




Mi jubilo se profundizo hasta convertirse en una agradable felicidad. Me sentí mas satisfecho y en paz conmigo mismo, de lo que había estado en mucho tiempo. Me di cuenta del propósito de toda experiencia: debía aprender a abrir mi corazón, y a dar amor sin esperar nada a cambio. Esta experiencia no sirvió para tener una relación con esa mujer. Fue para profundizar mi relación conmigo mismo. Y eso sucedió. El señor Keating hubiera estado orgulloso. Pero mejor aun, yo estaba orgulloso. Esa experiencia cambio mi vida. A través de esa simple interacción vi claramente la dinámica que se requiere para hacer que cualquier relación funcione, y tal vez que todo el mundo funcione: Solo pon tu amor allí.



Creemos que nos duele cuando no recibimos amor, pero eso no es lo que nos hiere, Nuestro dolor viene cuando no damos amor. Nacimos para amar. Funcionamos mas poderosamente cuando damos amor. El mundo nos ha llevado a creer que nuestro bienestar depende de que los demás nos amen. Pero esta clase de trastorno de pensamiento ha causado la mayoría de nuestros problemas. La verdad es que nuestro bienestar depende de nuestro dar amor. No tiene que ver con lo que regresa a nosotros ¡sino con lo que sale de nosotros!

domingo, 31 de enero de 2010

El Culo de Cela

Camilo Jose Cela (1916-2002)


Camilo José Manuel Juan Ramón Francisco de Jerónimo Cela Trulock, Marqués de Iria Flavia, fue un escritor español del cual muy poco conozco, su nombre lo que escuché por primera allá por la decada de los ochenta cuando por aqui en Peru la noticia de su elección como Premio Nobel de Literatura destruyó muchos corazones, pues ese mismo año Mario Vargas Llosa ( que se encontraba en medio de la carrera a la presidencia) también estuvo entre los postulantes para el famoso galardon. Después de esa noticia muy poco supe de Cela hasta que hace unos dias recibi este genial poema que paso a citar.



La Donación de mis órganos ...


Quiero el día que yo muera
poder donar mis riñones,
mis ojos y mis pulmones.
Que se los den a cualquiera.
Si hay un paciente que espera
por lo que yo ofrezco aquí
espero que lo hagan así
para salvar una vida.
Si no puedo respirar,
que otro respire por mí.

Donaré mí corazón
para algún pecho cansado
que quiera ser restaurado
y entrar de nuevo en acción.

Hago firme donación
y que se cumpla confío
antes de sentirlo frío,
roto, podrido y maltrecho
que lata desde otro pecho
si ya no late en el mío.

La picha yo donaré,
que se la den a un caído
y levante poseído
el vigor que disfruté.
Pero pido que después
se la pongan a un jinete,
de los que les gusta brete.
Sería eso una gran cosa
yo descansando en la fosa
y mi picha dando fuerte.


Entre otras donaciónes
me niego a donar la boca.
Pues hay algo que me choca
por poderosas razones.
Sé de quién en ocasiones
habla mucha bobería;
chupa lo que no debía
y prefiero que se pierda
antes que algún comemierda
mame con la boca mía.

El culo no donaré,
pues siempre existe un confuso
que pueda darle mal uso
al culo que yo doné.
Muchos años lo cuidé
lavándomelo a menudo.
Para que un cirujano boludo
en dicha trasplantación
se lo ponga a un maricón
y muerto me den por el culo.